"Miró secamente y, despacio, escanció las palabras, dejó que resbalaran por la piel de los oyentes. Esperó y los fonemas se mantuvieron agarrados a la penumbra y sus paredes. El frío penetró los oídos de los testigos y volvió en una suerte de boomerang silábico, envolviendo los cuerpos y creándoles la sensación de aullido de escamas. Las palabras del hielo y el frió en las palabras, no se sabe qué predominó. Una ola de quietud quedó en cada uno de los oyentes. El vello erizado y las pupilas dilatadas. El alma encogida en un puño, seguramente no por el mensaje, sino por el tono de la voz, el reposo en el mar de los sargazos. La calma que antecede a la tormenta"
(Texto seleccionado de la novela, por la escritora Consolación González Rico,
presentadora de "La conferencia de La Muerte", en Cobisa-Toledo)